Romeo, cansado de antiguas peleas inútiles de familia, ese día decidió no buscar a Julieta y escapó de las páginas de su novela. Se encontró en el mismo estante, historias acomodadas por parejas legendarias; Tristanes e Isoldas, Orfeos y Eurídices, Abelardos y Eloísas, Calistos y Melibeas. Entonces, intrigado, se asomó al entrepaño de abajo y halló otras duplas menos célebres pero igual de inseparables; El Gordo y el Flaco, David y Goliat, Lennon y McCartney, Mortadelo y Filemón. Decidió no investigar a riesgo de toparse con amores gays, en cambio, sí entró al paraíso donde siempre está Eva, ya preparada, desnuda.
